Non scholae, sed vitae discimus




Gracias. Usted ha sido un maestro y un amigo. Nos ha enseñado ciencia, buen hacer, respeto a las personas, amor a la libertad. Pero sobre todo, se nos ha dado usted mismo, su inteligencia, su afecto.
A don Antonio, que
"aunque la vida perdió
dejónos harto consuelo
su memoria"

             

viernes, 15 de enero de 2010

Antonio Fontán / Abc

Publicado Viernes , 15-01-10 a las 03 : 46
Podría muy bien figurar en un Tratado de hombres ilustres. No lo fueron más los que figuran en el de Plutarco. Con Antonio Fontán y con Joaquín Garrigues Walker iniciamos a comienzos de los añios 70 un grupo, de entonces jóvenes, nuestra andadura política en Andalucía. La defensa de la democracia, de las libertades y del estado de derecho, a la postre hacia la Transición, fue hacia donde nos llevaron aquellas dos personas que tanto aportaron a la vida pública española.
Antonio Fontán es el mejor ejemplo del maestro en la concepción clásica del término. Amante de la sabiduría y del conocimiento, con su mente puesta en los discípulos y en la difusión del saber, paciente en el enseñar, comprensivo en el escuchar. Hombre bueno y generoso. Catedrático de Latín, humanista, fundador del diario Madrid cerrado por el franquismo, miembro del Consejo Privado del Conde de Barcelona, defensor de la Corona, ministro del gobierno de Adolfo Suárez, Presidente del Senado.
Ejemplaridad pública, como diría hoy Javier Gomá.

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