Non scholae, sed vitae discimus




Gracias. Usted ha sido un maestro y un amigo. Nos ha enseñado ciencia, buen hacer, respeto a las personas, amor a la libertad. Pero sobre todo, se nos ha dado usted mismo, su inteligencia, su afecto.
A don Antonio, que
"aunque la vida perdió
dejónos harto consuelo
su memoria"

             

viernes, 15 de enero de 2010

Antonio Fontán, una referencia democrática / El confidencial

José Antonio Zarzalejos - 14/01/2010

La muerte del marqués de Guadalcanal, título que el Rey otorgó en 2008 al hoy fallecido Antonio Fontán, ha coincidido con su último servicio a la Monarquía parlamentaria. Porque el que fuera presidente del Senado y un avanzado de la transición democrática desde profundas convicciones liberales y cristianas, felicitó a sus amigos –entre los que modestamente me cuento—con la reedición de un texto titulado “La Familia Real. La Operación histórica del Rey Juan Carlos”.

Nos decía Fontán que “agotada la obra he preparado un resumen actualizado de lo que escribí entonces, para ofrecérselo a mis amigos como mi estrena de felicitación de estos días de Navidad del señor con los mejores deseos para ellos en el Año Nuevo, que será también el XXXV del reinado de Don Juan Carlos I”. Desde 1983 Antonio Fontán felicitaba la Navidad con un texto político o cultural, siempre de gran altura literaria y de contenido.

La fidelidad de Fontán a la institución de la Corona fue pareja a otras: al liberalismo bien entendido; al afecto a las libertades de expresión e información por las que luchó tanto en el recordado y extinto diario Madrid, que con tanto ímpetu dirigió; al esfuerzo por introducir en la sociedad española criterios culturales sólidos –ahí está la ejemplar “Nueva Revista de Política, Cultura y Arte” que él impulsó-. De sólidas convicciones religiosas, Antonio Fontán dispuso siempre de una enorme capacidad de interlocución porque fue, por encima de todo, un moderado de firmes principios que le proporcionaban una gran solvencia en el debate y la discusión tanto política como cultural.

Esa moderación convencida le otorgó una autoritas en los medios de comunicación muy notable y apreciada. Sus artículos –tuve la suerte de contarle entre los autores de las Terceras de ABC durante los más de siete años en los que dirigí el periódico—estaban siempre escrupulosamente documentados y medidamente escritos, incorporando siempre con oportunidad y buen criterio claves de interpretación de la realidad española.

La transición española pierde una de sus referencias

En unos de sus últimos actos públicos –la concesión a Guillermo Luca de Tena del Premio Calvo Serer en la edición correspondiente a 2006— el presidente de honor de ABC le dedicó estas palabras que resumen mejor que cualesquiera otras las características públicas de Antonio Fontán. Dijo Luca de Tena que “me atrevo a afirmar que la contribución de Rafael Calvo Serer y Antonio Fontán a la consolidación de nuestra libertades y de la democracia ha sido importantísima. Desde posiciones no siempre iguales, ambos dedicaron gran parte de su vida en busca de la reconciliación de los españoles tras la tragedia de la Guerra Civil y los cuarenta años del régimen del general Franco”.

Lo que dijo en ese acto el Marqués del Valle de Tena, amigo suyo, era simplemente, la realidad. Por eso, con la muerte de Antonio Fontán, la transición española pierde una referencia, especialmente en el ámbito liberal-conservador y moderado, y a un hombre de bien que encontró en los medios de comunicación, en la generalización del debate político y en la reflexión cultural, los grandes pilares para anclarse en la conciencia colectiva de la sociedad española.

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