Non scholae, sed vitae discimus




Gracias. Usted ha sido un maestro y un amigo. Nos ha enseñado ciencia, buen hacer, respeto a las personas, amor a la libertad. Pero sobre todo, se nos ha dado usted mismo, su inteligencia, su afecto.
A don Antonio, que
"aunque la vida perdió
dejónos harto consuelo
su memoria"

             

viernes, 15 de enero de 2010

Diario de Sevilla

la ciudad y los días

Antonio Fontán

Carlos Colón | Actualizado 15.01.2010 - 01:

SI un joven español que tenga la información que habitualmente los jóvenes españoles tienen sobre nuestra historia remota o reciente, porque es la que se les da en su proceso educativo, preguntara quién era este Antonio Fontán que falleció ayer, y se le respondiera que fue un catedrático de latín que era del Opus Dei y uno de los creadores de la Universidad de Navarra, se imaginaría a un sombrío ultraconservador que probablemente fue un sayón del Régimen y un integrista nacional católico. Si, en cambio, se le respondiera que fue vicepresidente de la Cadena Ser y director del diario Madrid desde 1967 hasta que las autoridades lo cerraron en 1971, y que en esos años fue acusado en 19 ocasiones, multado en diez y su periódico sufrió varios cierres temporales por su talante crítico, se imaginará a un luchador por la libertad de expresión compareciendo ante jueces, afrontando multas y viendo, al final, cómo se cerraba su periódico y hasta se dinamitaba el edificio que ocupó. Si se le dice, por otro lado, que era un monárquico que perteneció al Consejo Privado del Conde de Barcelona y fue preceptor del Príncipe de Asturias, se imaginará a un rancio casi con levita raída y pelucón polvoriento. Y si a todo ello se añade que participó activamente en política desde partidos liberales, que fue senador por Sevilla en las elecciones constituyentes de 1977 y el primer presidente del Senado en la democracia, se imaginará -según lo memo o lo inteligente sea- que fue uno de esos franquistas que lo cambiaron todo para que todo siguiera igual o bien uno de esos generosos y valientes españoles que, desde opciones políticas enfrentadas, hicieron posible la transición pacífica de la dictadura a la democracia.

Lo que le resultará difícil entender a este joven poco informado en las aulas y desinformado por los medios es que Antonio Fontán fue todo eso a la vez. Es más, creo que le resultaría imposible comprender que se puede ser a la vez del Opus, liberal en el más noble y gaditano -aunque Fontán fuera sevillano- sentido de la palabra, monárquico, demócrata abiertamente opuesto al Régimen, catedrático de latín y combativo director de un periódico perseguido por el franquismo hasta su cierre. Que muchos jóvenes no puedan comprender esto, y que incluso haya quienes pretenden que nunca lleguen a comprenderlo, es uno de los problemas de nuestro país. Porque entonces les resultará imposible comprender la historia de España, valorar ese gigantesco esfuerzo de ingeniería política que fue la Transición y, por ello, pensar el presente y afrontar el futuro con realismo crítico.

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